Niños centroamericanos están siendo enviados de Estados Unidos a México, donde es posible que no tengan familia para recuperarlos. Un correo electrónico interno decía que las transferencias violaron las propias políticas del gobierno.
Las autoridades fronterizas de Estados Unidos han estado expulsando a niños migrantes de otros países a México, violando un acuerdo diplomático con dicho país, y poniendo a prueba los límites de las leyes de inmigración y bienestar infantil.
La situación, expuesta en un correo electrónico interno de un alto funcionario de la Patrulla Fronteriza, se llevó a cabo en el marco de una política de cierre de fronteras agresiva, misma que la administración del presidente Donald Trump ha dicho que es necesaria para evitar que el coronavirus se propague en EE.UU.
Sin embargo, entra en conflicto con los términos en los que el gobierno mexicano acordó ayudar a implementar la orden, la cual contemplaba que solamente los niños mexicanos o de otros países con la supervisión de un adulto podían ser enviados a México después de intentar cruzar la frontera.
Estas expulsiones ponen en riesgo a niños de países como Guatemala, Honduras y El Salvador, al enviarlos sin un adulto que los acompañe, en un país en donde no tienen conexiones familiares.
Los menores enviados a México, que parecen sumar más de 200 en los últimos ocho meses, reflejan la naturaleza azarosa con la que se han introducido muchas de las políticas de inmigración más agresivas de la actual administración.
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