“Hay una lesiva falencia que, como todos los marginados del mundo, aqueja a los inmigrantes: esa vulnerabilidad de ser invisibles, de no importar, de perder la identidad, de ser juzgado por el sentido de pertenencia de otro o por sus documentos o la ausencia de ellos. Esa candidatura involuntaria a ser considerado menos humano que el resto”.
Las autoridades no han informado su nombre ni su nacionalidad. Sólo se supo que, un día después del accidente, había muerto, como consecuencia de los múltiples traumatismos que sufrió al caer del muro fronterizo que divide a Estados Unidos de México, en la región de Sunland, a unos kilómetros del Puerto de Santa Teresa, en Nuevo México.
El deceso ocurrió este 17 de junio, reza la agencia EFE, la única en haberlo reportado. Fractura de cráneo.
Es una historia mínima, pero catastrófica, como un disparo letal, que no necesita de más. La vida de alguien se perdió en el intento de pasar de un país a otro.
Y aunque escasamente se convirtió en una nota periodística de tres párrafos y medio, no puede uno sino lamentar que no tiene siquiera la posibilidad de enlutarse porque no conoce su nombre, ni origen, ni su edad, ni su contexto afectivo, ni su oficio. ¿Tendría familia? Hijos? ¿Lo estarían esperando de este lado de la frontera? ¿Sería alguien decente? ¿Estudiado? Con antecedentes? ¿Tendría un propósito? ¿Un sueño? Cómo puede saberse si no sabemos siquiera su nombre.
Hay una lesiva falencia que, como todos los marginados del mundo, aqueja a los inmigrantes: esa vulnerabilidad de ser invisibles, de no importar, de perder la identidad, de ser juzgado por el sentido de pertenencia de otro o por sus documentos o la ausencia de ellos. Esa candidatura involuntaria a ser considerado menos humano que el resto.
Pero en el relato de esa noticia que no parece crear grandes escándalos hay otras preguntas, cada una más inquietante que la anterior.
Una vez, en una rueda de prensa, Joe Biden, al ser interrogado por lo que haría su gobierno con los niños que emigran solos, se lo preguntó: “tenemos que estudiarlo”, dijo en un tono que parecía genuino, “¿qué puede estar considerando una madre que deja ir a su hijo pequeño a cruzar en solitario la frontera?”.
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