Dalton, en Georgia, no siempre ha acogido a los inmigrantes mexicanos que llegaron a trabajar en sus fábricas de alfombras. Pero la comunidad está unida en torno a sus potentes equipos de fútbol de la secundaria.

Las personas mayores suelen ser blancas y llevan cajas de pizza y asientos portátiles para apoyar a sus equipos. Las madres jóvenes son principalmente hispanas y algunas abrazan a sus bebés dormidos contra el pecho. Los estudiantes y los padres también asisten. La mayoría del condado de Whitfield se reunió en el estadio Bill Chappell para el evento de la primavera: el clásico, el partido de fútbol masculino anual entre los rivales del condado, las secundarias Dalton High School y Southeast Whitfield High School.

El juego es una celebración de fútbol de alto nivel: cada uno de los equipos reina como campeón estatal en su categoría y está clasificado entre los diez mejores a nivel nacional. Sin embargo, el juego tiene una importancia más profunda: muestra cómo la inmigración y un balón de fútbol blanco y negro han transformado esta ciudad ubicada en las faldas de los Apalaches en Georgia.

Para entender en qué se ha convertido este lugar, basta fijarse en el campo de fútbol, donde durante 80 minutos los dos equipos representaron un ballet frenético, en el que el balón salía disparado de un pie al que parecía estar pegado con velcro a otro con las mismas características. La única persona que no era latina en cualquiera de los dos equipos era el entrenador de Dalton, Matt Cheaves, quien llegó hace 28 años para evangelizar por el fútbol y encontró sus discípulos en los inmigrantes de primera generación que crecieron con el juego.

Para ver la influencia del deporte basta con sintonizar Monday Night Fútbol, un programa de resúmenes de partidos de escuelas secundarias en WDNN, o ver el mural que se encuentra al costado del Oakwood Café, con la historia ilustrada de Dalton, una ciudad que desde hace tiempo es conocida como la “Capital Mundial de las Alfombras” (más del 80 por ciento de las alfombras de nudo hechas en Estados Unidos se produce en Dalton y sus alrededores). Catherine Evans Whitener, a quien se le llama la “Primera Dama de las Alfombras en Dalton”, está representada en el mural, pero también aparece un arquero de fútbol.

 

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